Muchos bodegueros llegan a la protectora tras haber vivido situaciones difíciles: abandono, maltrato o simplemente porque ya no “servían” para cazar. Pero con un poco de cariño, cuidados y paciencia, vuelven a confiar y muestran su increíble carácter.
Cada adopción es un nuevo comienzo, no solo para el perro, sino también para la familia que lo acoge. Si quieres vivir esa experiencia transformadora, ¡abre tu corazón a un bodeguero! ✨
Historias que merecen un final feliz

